martes, 26 de abril de 2016

Viajando con diálisis. Capítulo 4

José María continúa su aventura. En este capítulo conoce a 'Pepe', un compañero de viaje con el que vive un momento muy emotivo. Una vez más José nos demuestra la importancia de la actitud para disfrutar de la vida. ¡Gracias por compartir tanto con todos nosotros y nosotras! 


José María durante su camino a Santiago. 
Hola de nuevo Ya estoy llegando al ecuador de la aventura. Este día empieza con un madrugón (6:45 h.), y mientras espero a los demás compañeros veo salir a una madre sueca a y su hija con 2 mountain bikes, y, ni cortas ni perezosas, se las echan al hombro, y suben una escalinata de 40 o 50 escalones a buen ritmo… Esto hizo que la mochila me pesara el triple. Qué bajón!

Aun así saco fuerzas de no sé dónde porque hoy toca una etapa de 23 km, entre Sarriá y Portomarín, uno de los famosos pueblos que inundó Franco con sus famosos pantanos.

Al principio es un tramo rompe piernas, por lo que le comento a mis compis que debo marcar mi propio ritmo, que es más lento, y ellos tiran hacia delante aunque de vez en cuando me llaman, controlan que tal voy y me animan e indican por que kilómetro van.

A mediado de la etapa el camino se desvía a un carril de tierra y entonces me percato de que un señor, en vez de entrar al camino, sigue por el asfalto por lo que le tengo que “chiflar” un par de veces para advertirle de la ruta correcta.

Cuando se vuelve hacia mí, veo que es extranjero, de unos 65 años y, aparte de la mochila, lleva cámara de vídeo y trípode. Él no habla ni “papa” de español, pero como yo hablo inglés, me comenta que se llama REINHARDT, pero le contesto que eso es muy complicado de decir, así que lo bautizo como: PEPE.

Seguimos caminando juntos y, cuando le comento mi situación, se queda muy sorprendido y, echa a correr hacia delante, planta el trípode con la cámara, me graba unos 15 metros, y se vuelve junto a mí. Y así un par de kilómetros.

Momento de la ruta entre Sarriá y Portomarín.
Después llegamos a un bar donde me esperan mis compañeros, y tomando un refresco, me explica PEPE que su mujer tiene una discapacidad física, pero que es ella la que lo anima a viajar, por lo que él va grabando momentos de sus travesías para después mostrárselo a su familia cuando llega a su casa en Noruega.

Por eso me pide que diga unas palabras a la cámara, para su mujer, y, la verdad, me vine arriba y, “vaya discursazo me quedó” Y EN INGLÉS. Cuando acabé, lo miré a la cara y estaba llorando de la emoción: Me dio un abrazo, agradeció un sinfín de veces, y continuó su camino en busca de otra historia con la cual enriquecerse.

Situaciones como ésta son las que me hacen sentirme realmente afortunado de lo que estoy viviendo, emociones que no sentiría si me quedara en mi sofá, esperando con angustia la hora de la siguiente diálisis.

La llegada a Portomarín es espectacular, pues tienes que cruzar un puente y, al final, para acceder a la ciudad, hay otra escalinata inmensa, tipo pirámide azteca, que, vaya “diíta” de escaleritas que llevo.

Almorzamos, y Javi me propone seguir hasta Ventas del Narón, unos 13 Km. Más y recortarlo del siguiente día, pues debo de estar en la estación de autobuses de Palas de Rei a las 12, para ir a Lugo a la siguiente diálisis.

Me encuentro justo de fuerzas, y decido ir al siguiente destino en taxi, llevándome conmigo la ropa sucia de mis compis, que lo van a hacer andando, y así recupero fuerzas, hago la colada de todos en el albergue donde me cruzo de nuevo con Maite, (aquí fuera cansancio, sacando pecho como palomo, jajaja.) que se alegró de que siguiera adelante.


Y bueno, ya no quiero aburriros más, que hoy me he extendido de lo lindo. La semana que viene más, y mejor. Tocará segunda diálisis con algunas aventuras más.  

Por José María Prieto

3 comentarios:

  1. Cuanto daría por saber qué dijiste a cámara a la mujer de "Pepe",me encantaría ver ese vídeo. Besisssssss crack

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  2. Jajaja. Me lié a decir cosas, sobre todo concerniente a que nunca te vengas abajo, que siempre arriba y a disfrutar de la vida y todo en inglés, aunque creo que hablaba más con las manos, jajaja. Empecé despacito pero al final iba a raas, no paraba, jajaj. Bsss.

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